jueves, 5 de febrero de 2009

MEDIDAS CORTAFUEGO EN EL PERU FRENTE A LA CRISIS



“Es la crisis financiera más grande de la historia, estúpido”

por Luis Vásquez Medina


Hoy los problemas del país empiezan con el hecho que nadie, excepto los seguidores del economista, filósofo y estadista estadounidense Lyndon LaRouche, sabe nada de la actual crisis económica internacional. Mientras que la “inteligencia económica” del país, con R. Webb y el inefable P.P. Kucsinsky a la cabeza, reconoce con un cinismo estilo Alan Greenspan, que no sabe de dónde vino, ni qué la produjo, ni cuánto va a durar. Y la oposición, gremios de los trabajadores incluidos, solo atina a pedir aumentos salariales y otras medidas fiscales puramente redistribucionistas. Hasta el propio presidente García, autor de delirantes sofismas para negar la profundidad de la crisis, sigue bailando al son de la música que tocan los banqueros de Wall Street y la City de Londres hoy en bancarrota.
Nos negamos a “ver” la crisis más grande de la historia moderna, a cuyo lado la gran crisis de 1929-30, con sus terribles consecuencias bélicas, parece una simple anécdota. No se quiere admitir que la verdad, tal como Lyndon LaRouche lo ha venido advirtiendo al menos desde principios de los 1970s, cuando se destruyó el sistema de Bretton Woods (la herencia del gran presidente antiimperialista Franklin Delano Roosevelt), es que la desregulación y la ideología de la libre empresa ha originado la burbuja especulativa más grande la historia, cuya dimensión de 1 a 2 mil billones de dólares (inmensa cifra de 15 ceros) amenaza con aplastar a toda la civilización.
Hoy la disyuntiva para el mundo es: “La burbuja o la vida”. Cualquier política anticrisis debe empezar reconociendo la verdad científica: el actual sistema monetario y financiero mundial está quebrado y no existe política monetaria o financiera que lo pueda salvar. Cuanto antes, nuestro presidente tiene que desligarse de su “juramento” a los banqueros de Wall Street cuando visitó el Club de la Banca de Nueva York, poco antes de su elección, cuando creía con fe ciega que la economía mundial vivía el “auge económico más grande de la historia”. Hablar de “islas de refugio” y otras cantaletas solo inflará de momento la burbuja de su popularidad; es hora de virar el timón de la política económica o el pueblo pasará la factura.
En verdad, debemos resaltar que no habrá desarrollo en el Perú ni en ningún otro país, si no se derrota a las fuerzas imperiales que están detrás de la burbuja financiera internacional y se impone un nuevo orden financiero y monetario internacional más justo, al estilo de la propuesta de Lyndon LaRouche por un “Nuevo Bretton Woods”. Alan García, como presidente de los peruanos y no como representante de la banca mundial quebrada, tiene la obligación de levantar su voz a favor de una nueva arquitectura financiera internacional y unirse al ya grueso número de voces presidenciales que en todo el mundo la exigen.
La pelea por un nuevo orden económico internacional se centra en los EE.UU. Por eso el mundo entero espera, “conteniendo el aliento”, la toma de posesión del nuevo presidente norteamericano. ¿Se desligará Obama de la nefasta influencia de Soros y Rohatyn, el banquero pinochetista, los principales contribuyentes en su campaña? ¿Adoptará políticas a lo Franklin D. Roosevelt (FDR) para sacar a los EE.UU. y al mundo del hoyo negro en que los banqueros usureros lo han metido? Estas preguntas pronto tendrán respuesta. Y en esta definición es crucial el papel que LaRouche juega dentro del partido Demócrata y la pelea que dan los jóvenes larouchistas en los EE.UU. Esto indudablemente tendrá repercusiones estratégicas de largo alcance para el futuro de la humanidad.
Mientras se da esa pelea fundamental en el nivel internacional, aquí y en toda nación que quiera sobrevivir a lo que se viene, debemos comenzar a establecer medidas cortafuego que aíslen en lo posible la economía sana y productiva del incendio desatado en el mundo. Medidas de resistencia, si bien no de desarrollo, que disminuyan los efectos de la desintegración financiera en curso. El criterio fundamental es que debemos cortar las venas que alimentan el cáncer financiero, esa montaña de papeles sin valor entre los que destacan los “derivados financieros”. Todo rescate o dinero público canalizado por la banca privada ligada a este sistema, simplemente alimentará al cáncer. Ahora es cuando debemos crear el germen del tipo de banca que se impondrá después de la crisis. Lo que debemos hacer con los exiguos recursos (16 mil millones de soles según los mejores cálculos) en manos del gobierno y de los gobiernos regionales, es canalizarlos exclusivamente a los sectores productivos del mercado interno vía nuevas instituciones de crédito públicas o privadas que den crédito a tasas de interés de nos más del 2%. Por ejemplo, de inmediato se debe crear una corporación de fomento de la vivienda o banco hipotecario que dé crédito al sector construcción. La actual banca privada, ligada al sistema en quiebra, incluso preferirá no dar créditos, si se eliminan las condiciones usureras en las que ha venido funcionando. La creación de este tipo de banca o corporaciones de desarrollo significará la puesta en marcha de un sistema de dos niveles de tipo de interés. Un sistema dual que se experimentó con gran éxito en la recuperación de los propios Estados Unidos. Con este nuevo criterio financiero de banca nacional, se debe promover grandes y urgentes proyectos de infraestructura local, nacional y continental.

El liberalismo se acabó

El modelo exportador primario ha fracasado. Los TLC’s han sido una pérdida de tiempo: la crisis ya mató al “comprador de último recurso” del sistema y la quiebra de la demanda norteamericana y europea de artículos finales ha significado la quiebra de la “nueva economía” asiática. El globalismo simplemente ha explotado. Mentían quienes decían que la China iba a sustituir a los EE.UU. en el mercado mundial. Hoy la economía china con su sector de exportación de productos malos y baratos hechos con mano de obra esclava está liquidada; se hunde a prisa, jalada por el hundimiento de la economía norteamericana. Es hora de pedir cuentas a los “economistas” que nos metieron en este modelo exportador primario desde mediados de los 1970. Hay que parar el TLC con China antes que la inundación de stocks de productos baratos termine con lo último y poco de industria que queda en el país. En general, debemos volver a una política de protección aduanera que defienda y promueva la capacidad interna de producción, aunque esto suene a herejía a muchos académicos embusteros.
Por creer en la “magia del mercado”, se ha destruido todo sentido de construcción nacional. Los momentos de crisis son momentos de grandes realizaciones. Esto es doblemente cierto en un país como el Perú, donde todo está por hacer. Es necesario recrear un Sistema Nacional de Planificación que plantee los grandes proyectos que el país necesita con urgencia. Hay que poner en marcha volitivamente un programa de proyectos al estilo del que hemos venido planteando para el desarrollo de la economía física del Perú. Todos los proyectos de desarrollo de infraestructura física en función de un modelo de exportación primaria, minera en especial, son inútiles. Un proyecto urgente y que impulsaría exponencialmente la productividad de nuestra economía sería el Tren Rápido del Pacífico Peruano, que una eficientemente los valles de la costa peruana y ciudades más allá de nuestras fronteras. Para esto necesitamos una Corporación de Desarrollo que movilice todos nuestros recursos e instituciones públicas y privadas para finalidades productivas; que paulatinamente se oriente a construir nuestras capacidades de fabricación de máquinas herramienta de alta tecnología. La promoción de grandes obras de infraestructura que nos integren con nuestros vecinos sudamericanos, en especial con el Brasil, es fundamental para comenzar a construir un verdadero mercado interno sudamericano. También necesitamos cooperación continental para el desarrollo de la energía nuclear, premisa clave para el verdadero desarrollo nacional por construir. Crear el mercado interno sudamericano sobre la base de obras de infraestructura debe ser la meta de nuestros planes de desarrollo de aquí en adelante.

Seguridad alimentaria nacional

Si no nos preparamos, habrá hambre y sangre en las calles. Por la apertura perdimos la capacidad interna de producir alimentos y hoy importamos más de la mitad de los que consumimos. Hay que reconvertir las miles de hectáreas destinadas a la exportación y producir para el mercado interno, bajo el requerimiento de un programa nacional de seguridad alimentaria, sobre todo para nuestros niños y jóvenes. Cada escuela debe tener un comedor y proveer almuerzo gratuito a nuestros estudiantes. Es todo un reto logístico y productivo por resolver, más aún si gobiernos anteriores destruyeron nuestras capacidades nacionales para la movilización de recursos ante emergencias. Desde el gobierno de Paniagua se destruyó a nuestras Fuerzas Armadas, siguiendo los mandatos globalistas del Diálogo Interamericano y George Soros. Y hoy no podemos responder ni siquiera frente a un terremoto y lo que se avecina será mil veces mayor.
Aclaramos que no planteamos keynesianismo, sino Sistema Americano de Economía. En el partido gobernante, desde Haya de la Torre se afirma erróneamente que las políticas exitosas de FDR fueron keynesianas. Lord Keynes fue el economista por antonomasia de la banca usurera privada. Su tesis del “multiplicador bancario” santificó el supuesto derecho de la banca privada a crear crédito o emitir dinero, en oposición a la tesis fundamental del Sistema Americano de que esto es potestad exclusiva de la república. Idea que se puso en práctica en la creación del primer banco nacional hamiltoniano, inmediatamente después de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos del imperialismo británico. No olvidemos que Lord Keynes, en defensa de los intereses del imperio británico, se opuso al proyecto de Bretton Woods de FDR, que nos dejó un sistema mundial de tipos de cambio fijos y un dólar anclado a la producción por medio de un patrón flexible de oro. Legado que los bucaneros de Wall Street y la City de Londres comenzaron a desmantelar a fines de la década de los 1960, con las consecuencias que hoy el mundo comienza a pagar.
Hay mucho por hacer frente a la crisis y nuestros recursos son exiguos. La buena inversión extranjera, por más que nos “maquillemos”, ya no vendrá. Hoy mismo la especulación internacional está hundiendo nuestra moneda y debemos parar eso. Los 16 mil millones de soles que tenemos en caja del gobierno central y de los gobiernos regionales, son nada ante lo requerido para un verdadero programa anticrisis. Por ello no hay que olvidar los recursos del ahorro forzoso de los trabajadores que están en manos de las AFP’s y que son cerca de 60 mil millones de soles. Las AFP’s, invento fascista chileno que sirvió para apalancar la burbuja financiera internacional, está evaporando el dinero de los trabajadores en todos lados, especialmente en Chile. Ya el gobierno de Argentina las nacionalizó y no ha pasado nada; al contrario, allí están los recursos que deben ser usados productivamente en momentos de urgencia como estos.
Qué oportuno es ahora, parafraseando a James Carville, gritarle al “establishment” político peruano: “Es la crisis financiera más grande de la historia, estúpido.”

1 comentario:

  1. VAMOS GENTE TODO EL AGUANTE DESDE ARGENTINA, AMERICA UNIDA, JAMAS SERA VENCIDA...

    http://trukiny.blogspot.com/

    PD: SI TIENEN EL CONTACTO DE LYM ARGENTINA SE LOS AGRADEZCO YA QUE NO PUEDO COMUNICARME CON ELLOS

    UN GRAN ABARZO

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